
¡Así es! Como se menciona en el título, la famosa banda Deftones estuvo a punto de hacer su debut con un nombre diferente, y no, no era “Sextones” como algunos podrían pensar. En una reciente publicación de Monte Conner, ex Vicepresidente Ejecutivo Junior de Roadrunner, se detalla toda la historia previa a la fama de Deftones.
Resumiendo el extenso artículo, Roadrunner llevó al gerente de Deftones y a Stephen Carpenter, el guitarrista de la banda, a sus oficinas para mostrarles las instalaciones y los beneficios que obtendrían al firmar con ellos. Después de la emoción inicial, surgieron condiciones, siendo la primera de ellas cambiar su nombre. ¿La razón? La palabra “Def”, que podría traducirse hoy como “de pana”, ya no era considerada moderna después de ser incluida en el diccionario, y “Tones” estaba asociada al ska, un género en auge en ese momento en los Estados Unidos con bandas como The Mighty Mighty Bosstones. A pesar de la oferta de opciones como “Engine No. 9”, que consideraban su mejor canción hasta ese momento, la banda se negó rotundamente cuando el sello también les pidió ceder los derechos de publicación y merchandising.
Finalmente, la banda firmó con Maverick y lanzó su primer álbum, “Adrenaline” (1995). Este sello también propuso cambiar el nombre, sugiriendo “Adrenaline”, pero la banda no llegó a un acuerdo y el sello optó por lanzarlos como Deftones para evitar más demoras.
Concluyendo su relato, el agente comparte una anécdota adicional: “¿Fue esta la primera vez que pedí a una banda que cambiara su nombre? No. En una situación similar, le pedí a Xecutioner y Amon que cambiaran sus nombres. Hoy en día, conoces esas bandas como Obituary y Deicide.” Ambas bandas tuvieron éxito, lo que sugiere que tal vez la sugerencia del agente sobre cambiar el nombre de Deftones podría haberlos llevado a una trayectoria diferente, ya sea para bien o para mal. Sin embargo, eso es material para otro capítulo de “¿Y si…?”