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En la era actual de las redes sociales, cualquiera puede expresar su opinión sobre cualquier tema, dando lugar a discusiones extrañas y, a veces, hilarantes. En esta ocasión, el guitarrista de Lamb of God, Mark Morton, se convirtió en el protagonista de una peculiar conversación que comenzó con el elogio del vocalista de Disturbed, David Draiman, hacia Taylor Swift.
Draiman destacó la capacidad de Swift para transmitir la esencia de la música en vivo a toda una generación de nuevos fanáticos. Eddie Trunk, periodista musical, expresó su acuerdo con Draiman a través de Twitter, señalando su respeto por los artistas que ofrecen espectáculos en vivo verdaderamente auténticos, en contraste con aquellos que recurren a archivos de computadora.
La discusión tomó un giro inesperado cuando el vocalista de All That Remains, Phil Labonte, sugirió que la queja sobre la falta de autenticidad en la música en vivo era una expresión de la “vieja guardia”. Fue en este punto cuando Mark Morton intervino, declarando que Lamb of God no utiliza clics en sus presentaciones en vivo y que incluso improvisan durante sus actuaciones.
Esta revelación sorprendió a los fanáticos, generando comentarios como “¿Ninguno de ustedes toca con clic? El arte tiene que ser al menos real”. Ante esto, Morton respondió con firmeza que en Lamb of God no usan clics y que prefieren improvisar en el escenario.
Cuando alguien sugirió que la banda podría ser etiquetada como “boomer rock” por prescindir de un metrónomo digital, Morton respondió con humor: “Ted dice que Lamb of God es ‘boomer rock’ porque no dependemos de un metrónomo digital en nuestros oídos. ¿Qué piensas?”.
La conversación continuó con Morton explicando que, aunque la banda no utiliza clics, siguen siendo capaces de mantenerse sincronizados y tocar juntos. Ante la incredulidad de algunos, Morton concluyó que la esencia de la música está en la emotividad y la conexión en vivo, y quizás es hora de recordar que la perfección no siempre es sinónimo de habilidad musical.
En resumen, Lamb of God desafía las convenciones al optar por una autenticidad cruda en sus actuaciones en vivo, rechazando el uso de clics y desatando una conversación sobre la verdadera esencia de la música en el mundo digital actual.